viernes, 22 de enero de 2016

Este es un post especial, con una persona especial

5 de Diciembre 2015, mediodía. Hora zulú.

Habían pasado tres meses desde que subí al primer vuelo rumbo Venecia, y tocaba volver al aeropuerto Marco Polo.
Era la primera vez que volabas y tenías "jet lag", aunque sinceramente dudo que se pueda tener de 4 horas de viaje y sin cambios de horarios... pero ya habías llegado, como seguir soñando. Y me abrazabas mucho, y no me soltabas.
Aquí los abrazos los había olvidado y se hacía incluso raro -ya estoy oyendo a mi madre, "que toxo eres"- pero era como viajar otra vez de vuelta a Vigo, unos minutos llenos de morriña.

Sonriendo y evitando llorar, vaya dos, maleta en mano.



Recuerdo que durante el recorrido en bus intenté explicarte las zonas por las que pasábamos y me perdí más de una vez, de hecho el centro de Mestre debimos verlo 3 veces en sitios diferentes. La orientación no la he heredado de mi padre, se la ha quedado toda Nere. Nada nuevo.

Al llegar a casa hicimos la comida y tocó celebrar tu cumple ultra atrasado, regalos y tiramisú, que las tartas ya se pasaron de moda. Bendito tiramisú, Aida haz uno un día de estos please.

Lo nuestro es posar natural
Este tupper ya es famoso
Después de eso vinieron unos días de turismo veneciano, de madrugar (mucho) para estudiar, de vernos involucrados en una manifestación sin saberlo, de sushi, de gente nueva, y de mucho Assasins' Creed.
Pero sobre todo, de no echarte de menos.



Parada obligatoria en la heladería, porque no ibas a venir hasta aquí e irte sin probar esta maravilla. No sé cómo voy a sobrevivir a la vuelta. Tengo dudas.
Y trenes, muchos trenes. La comodidad de no sentirte en una lata de sardinas en un autobús lleno de gente. Y más barato para unos días, quién lo diría.

Lo dicho.. Dándolo todo en plaza San Marcos. Y por favor, mirad mi cara de pura felicidad.
En el momento de esta foto y para chafar mi felicidad apareció el señor de las palomas, un hombre que te tira pan para que sus "palomas amaestradas" se te acerquen -y se posen sobre ti- para la foto y de paso, sacar dinero por ello. Creo que nunca me había puesto tan borde con alguien que ataca turistas, pero de verdad, son palomas. No deberían rodearte de 50 palomas contra tu voluntad sin saber si puedes tener algún tipo de alergia. Joder, qué cabreo. Ni con los que te tiran las rosas al vuelo a ver si cuela y la coges.

love is in the aiiiiiiir, nananananananaaa (Batmannn!)
Para ver Venezia, por mucho que digan, no hacen falta muchos días, y creo que esta vez completé todos los logros como guía turística + inútil de Google Maps.
Menos mal que Byk ve un mapa, se lo memoriza y no se pierde. Porque os podría contar mil y una que me he perdido con el mapa en la mano. Ayer mismo, por ejemplo :)


El domingo cuadraba con ser el primero de mes y algunos de los museos tienen entrada gratuita esos días, así que decidimos ir hasta la Galería de la Academia, probablemente mi favorito aquí.


Busco explicación para la cantidad de ojos que encontramos en este león alado. Duda existencial desde entonces.
Recuerdo que quedamos con Juliana después del museo y nos tomamos un capuccino en la estación, y repito, recuerdo el frío.



Y no sé cómo, uno de los días acabó convenciéndome de cenar hamburguesas. Vale, yo también las echaba de menos.
Pon cara de interesante - Museo della Musica

Hacía frío esos días, muchísimo.



Colección de fotos nocturnas en diferentes localidades de Venezia, que él se las conocía mejor que yo gracias a Ezio Auditore. Esa noche (las 19h de la tarde, para que nos entendamos) habíamos visitado el hospital y el Arsenale.
cariñas
No sé qué días fueron todas las fotos, y tampoco importa. Me lo hiciste pasar genial e incluso me enseñaste cosas nuevas de una ciudad en la que me esperaba que ese papel fuera mío. Deja de sorprenderme tanto, ¡que tampoco sabía de tus dotes con la peluquería!


Y nos acercábamos al final, recuerdo que esta fue la última foto que nos sacamos en la plaza San Marcos, porque habían encendido las luces navideñas y la gente no paraba de pasar por detrás.


Último día en Italia, ya tocaba Mestre.
Habíamos quedado con Aina y Ángel para probar un restaurante japonés, nos daba igual el que fuera que lo que queríamos era probar cómo se llevaban los italianos con la comida de un país como Japón. Y la nota fue bastante alta, tanto que mi despedida de Venecia la voy a celebrar con una cena en el mismo sitio, ya está todo planeado :D




Maravillas de pescado y arroz. Sin palabras. Fue un gran broche final para una gran visita.
Y a pesar de habernos llenado de sushi hasta las orejas, aún fuimos a buscar un helado esa tarde a la plaza central de Mestre. Sí, donde el chico malabarista de los helados... Necesito otro helado de huevo kinder, per favore!


Me he pasado escribiendo, llevo ya dos horas y pico delante del portátil pensando líneas y cargando fotos. No puedo más que darte las gracias por haber venido y dejarme compartir contigo un poquito de mi aventura erasmus y de esta gran ciudad llena de agua.

Grazie amore mio.

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